domingo, 5 de abril de 2015

Crónica de la presentación de Los espejos que se miran







El sábado 21 de marzo se celebró el acto de presentación de Los espejos que se miran, en la Casona Secundino Delgado de Arafo. 







Fue una noche mágica e inolvidable, bajo el cielo de Bórcor. Algunas historias nacieron entre sus calles, bajo la luz mortecina de una bombilla que colgaba en la esquina de una calle empedrada, en el vaivén de las olas que orillan su costa, en el musical, acompasado y afinado viento, entre las páginas y las líneas que leí en tantos libros de su Biblioteca Pública, en los sueños que tejí lejos… En ese largo viaje desde nuestra isla interior, por mares, puertos, cielos desconocidos, travesías  interminables por desiertos helados o secos, por ciudades misteriosas, invisibles  y deseadas, para regresar de nuevo con el silencioso bagaje de historias y narraciones de aquí y de allá.
La tarde era fría y a La esquina de los carros, lugar donde se levanta la Casona de Secundino Delgado, llegaba, desde la cumbre, como río que desciende trepidante por el barranco de Añavingo, una brisa húmeda que goteaba a ratos. La sala vacía. Juan Curbelo, artífice y al que le debemos gran parte del éxito de este evento, daba los últimos retoques









Poco a poco, comenzó  a llenarse la sala. Las sillas se ocuparon y alrededor se ubicó el público de pie. Fuera, permanecía gente que no pudo entrar. 











A las ocho de la tarde, inició el acto el alcalde de Arafo, Juan José Lemes que dio paso al booktrailer  del libro.









El escritor y periodista Rafael Yanes Mesa, tuvo la deferencia y generosidad de realizar la presentación. Una magnífica conferencia sobre la literatura, su sentido, su dimensión y su estrecha y necesaria relación con el lector. En ese dominio del lenguaje que Rafael Yanes ejerce en sus escritos, en general: Un escritor majorero en el periodismo tinerfeño, Géneros periodísticos y géneros anexos, Antología periodística de Ángel Acosta y Comunicación política y periodismo, y en su narrativa, en particular. Chacayca y La tierra que vive desnuda, la primera novela fue finalista del Premio Planeta 2010 y la segunda se adentra en el realismo mágico, desde su peculiar mirada literaria de origen isleño pero de horizontes universales. Así como un pormenorizado análisis de Los espejos que se miran, sus historias, personajes, estilo, técnica… ilustrado con algunas lecturas.





Fermín Gigante Carballo, desde el  fondo de la acogedora sala, siguió con su magnífica lectura e interpretación de Canción triste de country, un relato que publiqué en el libro colectivo Una maleta llena de relatos, de Generación Bibliocafé.











Mi intervención se centró en dos preguntas literarias ¿de dónde vengo? y ¿hacia dónde voy? Ese largo recorrido que partió de Arafo / Bórcor para terminar la noche del 21 de marzo de 2015 con la presentación de Los espejos que se miran. Hablé de este blog Buenos Aires 1929 Café Literario, de sus lectores y del enriquecimiento constante que suponen sus comentarios, aportaciones y sus espacios poéticos y narrativos;  mi periplo por América Latina, mis primeras publicaciones en Venezuela, Argentina, Chile, etc.; los premios, especialmente Lebu. 






Fue el momento en el que María José Pérez, leyó e interpretó el relato corto, Pensaré en Lebu, también desde la ventana del fondo de la sala. 






Hablé de mi feliz y fructífero encuentro con Generación Bibliocafé, por medio de Fuensanta Niñirola, crítica literaria y artista, autora de la portada e ilustraciones y con su editor Mauro Guillén, a quien le debo y agradezco, entre mucho, la edición de este sueño en JAM Ediciones y Generación Bibliocafé.








Cerré mi intervención con los proyectos inmediatos, relatos que se publicarán antes del verano, presentación del libro en Valencia, posiblemente en otoño, y una novela ya terminada, pendiente de una última revisión.





Antes de que el público, subiera a la otra estancia, una asistente al acto, Tita Pestano, pidió la palabra. Había visto el cartel que anunciaba la presentación y le preguntó a Juan Curbelo quién era Felicidad Batista. Después de las explicaciones de Juan, buscó mi nombre en internet, entró en mi blog, leyó una buena parte de las entradas, y de mis publicaciones en otras páginas web, descargó Los espejos que se miran, de Amazon y realizó, a viva voz, un desmenuzado análisis de mis relatos, de mi estilo, de manera de escribir y entender la literatura. Mi sorpresa fue enorme, por su inesperada lectura pero sobre todo, por su certero análisis. Desde aquí le agradezco nuevamente su intervención.
Después, en el piso de arriba, en la antigua cocina de la Casona, les esperaban, productos de Arafo como el vino blanco y afrutado Brumas de Ayosa, el queso de Nicomedes, la miel de Paco, el pan artesano, de horno de leña, de Arecio, entre otros.






Mientras, permanecí firmando ejemplares de Los espejos que ss miran 







Pero el acto no había terminado. El público volvió a ocupar la sala, esta vez de pie y copa en mano. En medio, Ana Torres, del Grupo Revolotearte (Ana Torres y Juan Curbelo) y Fermín Gigante Carballo, leyeron mi relato Tiempo de mar. Fue el instante, en el que sentí que aquel relato ya no me pertenecía. Había nacido muy independiente, nada más crearse, se fue a Chile al Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro. En la Península, el poeta Jorge del Nozal, le puso voz, en la Casona de Secundino Delgado, el dúo de Ana Torres y Fermín Gigante, con su magnífica interpretación lograron emocionarnos y Juan Curbelo, que desde el piso superior, vació sobre el suelo de madera un cubo de arandelas y tornillos, en un instante preciso de la narración, produciendo un efecto especial que sorprendió al público y agrandó la puesta en escena del relato.









Agradezco al Ayuntamiento de Arafo, al alcalde Juan José Lemes, a la concejala de cultura Vanesa Flores, a Nazaret Fariña, por su receptividad, deferencia y celebración del acto.
Al escritor Rafael Yanes Mesa, por su excelente conferencia y por las charlas que mantuvimos en torno  a la literatura. 
A Juan Curbelo y Ana Torres, Grupo Revolotearte, que con su trabajo, ingenio, constantes ideas y aportaciones lograron que fuera un evento original, dinámico e inolvidable. Y que hicieron un alto en el periplo con su excelente y exitosa obra, Ellas… Agua y Tierra, un homenaje a la memoria colectiva de las mujeres del campo isleño, por los escenarios de las islas. Y pronto más allá. 
A Fermín Gigante Carballo, María José Pérez y Ana Torres, por su gran interpretación de los textos, por su disposición, tiempo y generosidad.
A Patricia Gómez por sus magníficas fotografías.
A todos los que asistieron, a la familia, a los amigos, a la gente que tuve el placer de conocer, a los que no pudieron entrar, a los que desde la distancia estuvieron presentes. 

A mi padre y a mi mi hermano, que me apoyaron y arroparon en una noche feliz pero difícil para nosotros.

A mi madre, que se fue una mañana de finales del pasado enero, pero que estuvo allí, animándome e “iluminándome”—como me dijo mi hermano—, desde esa estrella desde la que ahora nos contempla.

Gracias a todos. Gracias Arafo, gracias Bórcor.