Abrir la primera página de Edvard Munch: el alma pintada es dar el primer paso por el vestíbulo que conduce a las salas que iremos recorriendo y contemplando la obra, la vida y la evolución constante del pintor noruego. Es un compacto bastidor sobre el que la autora, Fuensanta Niñirola, ha extendido un lienzo sobre el que ha trazado con finas pinceladas de historia, literatura, biografía, lugares y paisajes, movimientos y técnicas artísticas el escenario y los interiores de un creador trascendental en el arte de la última centuria, pero también ha dibujado la panorámica de una época convulsa donde bullían y germinaban tendencias, corrientes, autores y artistas con sus crisis, sus luces y sus manchas oscuras. Enmarcado con precisión y amenidad.
Comentó en una entrevista Federico Fellini: me hubiera gustado hacer cine en 1920, haber tenido 20 años entonces. Haber podido aprovechar la época de los pioneros. Este privilegio lo tuvo Edvard Munch que nació en 1863, momento en el que en París el movimiento impresionista que se está fraguando corta las amarras con el arte academicista y se lanza al mar de la experimentación de una nueva manera de concebir la pintura tanto conceptual como técnicamente. De estas fuentes primigenias se nutrirá Munch y con mayor hondura, a partir de su primera visita a la capital francesa en 1885, del expresionismo de Van Gogh, Ensor y sobre todo de Gauguin. Coetáneo del puntillismo de Seurat, del expresionismo alemán de Die Brücke y Der Blaue Reiter a quienes influirá, del fauvismo francés, del cubismo, del surrealismo con quien guarda cierta coincidencia onírica. Pero también la literatura ejerce una gran importancia en su obra como Dostoievski, Baudelaire, Mallarmé a quien conoce y retrata o los dramaturgos nórdicos Strinberg e Ibsen. La música baila entre sus colores en algunos de sus lienzos. En palabras de Fuensanta Niñirola, Edvard Munch es un artista independiente, personalísimo; un jinete solitario, una estrella que brilla sola en el firmamento del arte europeo, aunque no exento de influencias y ligazón en su paleta y estilo.
Es un pintor donde vestigios del romanticismo pictórico, ciertas pinceladas del realismo, el impresionismo, el expresionismo y el simbolismo confluyen con otros estilos. Pero es el simbolismo la constante en su obra. En las líneas, la luz, las pinceladas finas o amplias, sueltas o medidas, los colores, el uso del color –apunta Niñirola- es simbólico en Munch por lo que resulta muy subjetivo y a veces difícil de interpretar. Una cara verde sugiere sufrimiento o angustia, mientras que una cara roja simboliza ira o muerte. Y se advierte claramente en los temas representados: la vida y la muerte. El erotismo, el sexo, la mujer poseen una dimensión simbólica y metafórica, más que psicológica. Sus obsesiones acentuadas por las crisis nerviosas, agravadas por el alcohol, forman parte de sus cuadros. La autora teje a lo largo de seis capítulos la compleja personalidad del pintor con su producción artística, enfocando miradas y perspectivas desde las que el lector puede ver y admirar o profundizar en sus cuadros y sus múltiples versiones y series. Intercaladas estratégicamente encontramos fichas que definen movimientos artísticos, técnicas y materiales, la relación artística del pintor con el dramaturgo sueco Strinberg, escritos de Munch extraídos de sus Diarios y su vinculación con la fotografía.
Pronunciar el apellido Munch es visualizar un Grito angustioso, de un clamoroso silencio que se expande por el lienzo y que resuena como un eco en el interior de quien lo contempla. Es la obra insignia que suele ocultar al gran público una ingente producción de igual o superior intensidad y calidad que Niñirola nos va desvelando paso a paso con rigor y plasticidad. En el desolado panorama bibliográfico de obras que analicen la trayectoria vital y artística de Edvar Munch en nuestro país, este pormenorizado y desmenuzado estudio nos acerca de una manera didáctica y placentera a las claves artísticas y personales del autor atormentado por sus fantasmas familiares y su incapacidad para relacionarse con los demás. Su soledad no derivaba de una marginación social sino fue una elección del propio artista. Él era consciente de que cualquier aceptación implicaba renuncia. Apunta Niñirola, Munch está convencido de que no hay alegría sin dolor, que son dos caras de la misma moneda.
El legado de Munch se centra mayoritariamente en su prolífica obra reunida en gran parte en su Museo de Oslo y en multitud de soportes derivados de las variadas técnicas que empleó desde óleos, litografías, aguafuertes, xilografías, fotografía, etc. y en su influencia en el arte posterior tanto en la pintura como en el cine. Es el caso del cine expresionista alemán o en ciertas composiciones de Igmar Bergman. Sin olvidar su importante relación con el teatro y la literatura. Y que llega hasta el arte actual. Un ejemplo lo encontramos en el pintor inglés David Hockney (Bradford 1937) que emplea el recurso de la memoria para pintar en su estudio. Munch escribió al respecto un siglo antes: No pinto lo que veo sino lo que vi.
La portada la ilustra Vampyr donde una mujer hunde sus labios en el cuello de un hombre, es un símbolo de lo que este libro ejerce sobre el lector. Extrae su atención apasionada sobre Edvard Munch, su obra y su entorno tan convulso, inestable, cambiante, vanguardista como el propio pintor. Siguiendo la línea pictórica de Munch, la autora traza líneas concéntricas en perspectiva, diagonal o combadas que nos van llevando al núcleo, a la esencia del pintor noruego. Un libro de arte que se lee como una novela.
Fuensanta Niñirola está estrechamente vinculada con el Arte y la Literatura. Licenciada en Filosofía y Letras y en Bellas Artes, ha trabajado en su obra artística y ha impartido docencia en artes plásticas. Es diseñadora gráfica, ilustradora en papel y medios digitales y crítica literaria. Sus análisis y reseñas bibliográficas aparecen en revistas, portales web y en su blog La hora azul bajo el seudónimo de Ariodante. Ha publicado relatos en libros colectivos como en El desván de las palabras, Cuento de otoño y otros relatos y en Nueve relatos y un cadáver.
Datos del libro:
Título: Edvard Munch: el alma pintada
Autora: Fuensanta Niñirola
Editorial: Ártica, 2012
ISBN: 978-84-938792-3-5